Música
11 de Agosto, 2023

Un pianista provocador…

Por Jaime Torres Gómez

La historia pianística en Chile ha tenido un importante desarrollo desde el siglo XX hasta ahora, siendo Claudio Arrau el referente indiscutible. Empero, ineludible destacar a glorias como Rosita RenardArnaldo Tapia CaballeroFlora GuerraHerminia RacagniAlfonso MontecinoElvira SaviElma MirandaÓscar Gacitúa, Ena Bronstein, Elisa Alsina, Cirilo Vila María Iris Radrigan, y de los que más se han visto en los últimos años, Edith FischerFrida CohnRoberto BravoLuis Alberto Latorre, Alfredo Perl, Mahani Teave y Danor Quinteros.

De las más jóvenes generaciones, destacado es el caso de Gustavo Miranda-Bernales, de 32 años, a quien últimamente se le vio en el Ciclo de Piano de la Fundación Cultural de Providencia, actualmente el único con ese perfil.

Radicado por 16 años en Nueva York, actualmente vive en Chile, proyectando su carrera desde su país natal. Y desde hace más de un año, luego del receso pandémico, ha vuelto a visibilizarse a través de una nutrida agenda de recitales en Santiago y regiones, asimismo como solista junto a las Orquestas de Cámara de Chile y Cámara del Teatro Municipal de Santiago.  

El programa de Providencia, realizado en el emblemático Teatro Oriente comunal, contempló obras de alto tonelaje..., con los exigentes 4 Scherzos de Frédéric Chopin y la catedrálica Sonata en si menor de Franz Liszt.   

Con una especial personalidad artística, Miranda-Bernales no conoce de rutinas, saliéndose de muchos moldes interpretativos, llegando al umbral de producir cierta incomodidad en algunos segmentos puristas… De deslumbrante técnica, sus enfoques suelen servirse con calibrada musicalidad, administrando, con celebrado criterio musical, los riesgos propios de los espacios de libertad incurridos.

Formidable, aunque a ratos con cierta peligrosidad, el enfoque de los scherzos chopinianos, equilibrando inteligentemente los contrastes insertos. Con provocador vigor y alejado de almibarados enfoques…, Miranda-Bernales capta la médula del pathos interno de cada pieza…

En el primer scherzo, si bien a ratos lindó en aparentes destemples, empero transita con naturalidad hacia lo íntimo con admirable cantabilidad de las frases. En el segundo -ora el más famoso, ora muy desafiante (con demandantes emplazamientos existenciales)-, hubo magistral unidad, no obstante las frenéticas velocidades adoptadas… Y en la misma línea los dos últimos, con absoluta claridad expositiva, deslumbrante técnica y completas coherencias.   

La segunda parte con la Sonata en si menor de Liszt -obra cumbre del pianismo-, Miranda-Bernales llegó a cimas incalculables y al borde del paroxismo… 

Cabe señalar que esta obra (de ascético carácter) se le puede asociar a un reflejo del Fausto goetheniano (con las figuras de Fausto, Gretchen y Mefistófeles), así como otras exégesis discurren por el lado de Adán, Eva y la Serpiente, más la sección más grandiosa (un verdadero coral) sería la Cruz Redentora. Con un tratamiento formal más bien asociado a lo rapsódico -con entremezclamientos temáticos-, a la postre, en clave dialéctica, la obra es una constante lucha entre el Bien y el Mal, ante lo cual la atmósfera que debe proveerse en cada sección debe tener cabal comprensión interpretativa, y especialmente las transiciones temáticas que reflejen las evolutividades insertas.

Miranda-Bernales comprendió a fondo todos estos elementos, plasmando con notable claridad conceptual cada cuadro. Con hermoso toucher, se obtuvo grandes logros en el manejo de las dinámicas, maravillosos fraseos y contrastes (notable reflejo de lo demoniaco como al espíritu Redentor del Bien), prístinas transparencias, certeros matices y gran belleza de sonido general. Una versión definitivamente triunfal.

En suma, una presentación de un pianista de provocadoras e inteligentes interpretaciones, y que cada vez da más que hablar…