02 de Diciembre, 2015

Teatro Municipal de Santiago: ¿Qué está en juego?

Por Jaime Torres Gómez

A días de cesar en sus funciones el actual Director General del más antiguo y emblemático coliseo artístico nacional, surgen más interrogantes que seguridades sobre a su futuro…

Después de 34 años de vinculación con el Teatro Municipal de Santiago, Andrés Rodríguez deja la Dirección General del mismo, luego de un proceso donde la actual Alcaldesa de la ciudad y Presidenta de la Corporación Cultural de Santiago, directamente le pidiera la renuncia.

Por cierto, esto adquiere fuerte gravitación en el mundo cultural del país, dado que este teatro-factoría alberga cuerpos artísticos estables de relevancia como la Orquesta Filarmónica, el Ballet y Coro Profesional, más un importante staff esceno-técnico, que hacen posible la producción de óperas, ballet y conciertos.

Un juicio sobre los aciertos y desaciertos de Rodríguez en estos más de 30 años, hay que mirarlos con serena perspectiva y no con antojadizas visiones, por cuanto de ninguna manera es acotada (y exclusiva) a su gestión de Director General la internacionalización del Teatro, más el importante salto cualitativo experimentado por los cuerpos estables, esto último impulsado, principalmente en la época de Jaime Valdivieso y luego con Luis Osvaldo de Castro, las reformas de la Filarmónica y el Ballet, convocando a Juan Pablo Izquierdo e Ivan Nagy para tales tareas, asimismo la creación del Coro Profesional, ejes fundamentales de las temporadas.

Lo que sí debe reconocerse es su firme voluntad en custodiar una línea editorial de tradicional perfil de las artes musicales doctas, tarea no menor al observar hoy presiones mal concebidas en cuanto a pseudas aspiraciones de brindar mayores espacios a lo “popular”, elemento irredargüiblemente fagocitario a lo que es en sí una casa de ópera desde su fundación.

Como regla general, las administraciones excesivamente prolongadas son susceptibles de malograrse, y en el caso de Rodríguez de ninguna manera le es eximible…

De hecho, imposible dejar de mencionar su fallido manejo del traumático conflicto con la orquesta en el 2006, quedando ésta reducida a un tercio y jamás recuperando ni la cantidad ni calidad de los músicos que logró tener. Sostener lo contrario es caer en engañosa autocomplacencia respecto a una pésima decisión, incidiendo en la calidad artística al tener prácticamente que re-fundarla. A esto debe añadírsele la cuestionable señal en la forma cómo posteriormente se conformó la actual Filarmónica, mediante impúdicas audiciones extendidas hacia el hemisferio norte… (cuando el uso y costumbre es hacer concursos en el país, con invitaciones abiertas internacionales, pero siempre invitando a los extranjeros para audicionar en el país). Esto devino en tener una orquesta erróneamente internacional que llegó a tener un casi 50% de extranjeros, de calidad estándar y privando a connacionales de iguales o mejores méritos para integrarla…

En lo programático podrán discutirse sus aciertos y desaciertos, pero ciertamente es plausible haber consolidado la inclusión de nuevos repertorios, principalmente en la ópera, aunque a veces (especialmente durante el presente año) con malos resultados de asistencia de público, y por lo tanto, deduciendo inevitables déficits.

Además, desde el 2007, imposible soslayar la decreciente calidad global de los elencos internacionales de las óperas (en no pocos casos, los elencos nacionales con mejores rendimientos). Además, erróneas decisiones en designar a algunos titulares de la actual Filarmónica, que no estuvieron a la altura artística de sus predecesores… , amén de una errática calidad de directores y solistas invitados, y una parrilla programática hostigosamente poco interesante…

La gestión económica de Rodríguez no fue precisamente la de un administrador eficiente de recursos, puesto que desde un comienzo él dispuso de presupuestos holgados y que fácilmente eran objeto de suplementos desde el gobierno central (recuérdese que Rodríguez inició su colaboración en dictadura…, situación que luego cambió radicalmente frente a las nuevas prioridades del país, debiendo contar con marcos presupuestarios más acotados y mayores exposiciones de control político).

La manutención de un teatro-factoría es altamente complejo, máxime si se quiere mantener un alto nivel de producción. De allí que no resultó pertinente apostar a una explosiva inversión en producciones sin respaldos sólidos y no acomodados a las factibilidades reales, observándose consecuentemente cifras rojas que en algún momento comprometieron la continuidad del teatro… .

Es cierto que Andrés Rodríguez coadyuvó a posicionar el nombre del Teatro Municipal de Santiago en un circuito de interesante gravitación internacional, aunque dando continuidad a una política en tal sentido de la que él se sumó.

El perfil internacional del Teatro Municipal animó a la autoridad edilicia a decidir la realización de un concurso internacional para cubrir la Dirección General del mismo, recayendo tal nominación en monsieur Frédéric Chambert, actual Director General del Teatro Capitolio de Toulouse.

Sin embargo, es menester reparar en la imposibilidad de haber confiado tal cargo directamente a un connacional. De hecho, el candidato natural y que generaba amplio beneplácito en el foro local, Maximiano Valdés, se le privó la opción de asumir la Dirección General, debido a “curiosas rigideces” en la forma cómo se condujo el proceso de selección. Sin lugar a dudas, Valdés, por su solvencia artística más su profundo conocimiento del Teatro y distinguida procedencia, reunía todos los atributos para fidelizar abonados, auspiciadores y convocatorias públicas para una continuidad global.

En cuanto a cómo monsieur Chambert recibirá el Teatro… , preocupa ver el contexto económico en el cual se encuentra la Municipalidad de Santiago, sostén primordial del Teatro Municipal (especialmente en lo que pudiera ocurrir con la manutención de los cuerpos estables y personal esceno-tecnico), lo que es una incógnita. Adicionalmente, conforme el anticipado anuncio de la temporada 2016, que se vislumbra ambiciosa, habrá de suponerse (esperando no tener equivocación en ese interregno) que debiera estar debidamente respaldada, bajo el supuesto de una no emigración de auspiciadores más una debida venta de abonos, elementos vitales para la debida continuidad.

Lo anterior no es trivial, dado que ha podido observarse que la cantidad de abonados ha bajado, siendo frecuente ver a un público no habitual conforme los perfiles históricos. También se sabe de la baja de algunos auspiciadores, y no teniéndose claro la llegada de otros… , amén de una nueva realidad en la oferta de música docta (como Corpartes) y la inevitable situación de congestión vial para llegar al centro de la ciudad, donde se emplaza el Teatro Municipal, elementos que generan interrogantes respecto a los desafíos (no menores) en cómo el nuevo Director General resolverá..

En suma, la gestión de Andrés Rodríguez en tres décadas al mando del Teatro Municipal de Santiago, inevitablemente se tradujo en luces y sombras, de las que hoy en vez de proyectar un auspicioso futuro, plantea inmensas interrogantes…

Jaime Torres Gómez

Crítico de música