Música
16 de Febrero, 2022

Sinfónica para todos: ¿en todo?...

Por Jaime Torres Gómez

A lo largo de enero, la Sinfónica Nacional retomó su tradicional actividad de verano, interrumpida en 2021 frente a la pandemia.

Luego de un buen concierto aniversario, posteriormente hubo dos presentaciones llevadas a cabo en el Teatro de la Universidad de Chile y en el Teatro Municipal de Las Condes.

No obstante una apreciable continuidad de actividades a partir del segundo semestre pasado, empero inquietan ciertos elementos por mejorar sobre la implementación de las presentaciones y criterios programáticos.

Así, conservadoramente, los conciertos ofrecidos en el Teatro de la Universidad de Chile han tenido un limitado aforo de público. Asimismo, programarlos los días sábados a las 13:15 hrs., en su momento respondió a la necesidad de viabilizar un pronto retorno a la presencialidad, considerando que los tradicionales días viernes aún no es realista retomarlos ante los permanentes disturbios en Plaza Italia, donde se emplaza la sala universitaria.

Sin embargo, dicho horario ha evidenciado no ser práctico, ante limitaciones naturales de actividades domésticas y/o familiares. Prueba de ello fue la escasa cantidad de público en las presentaciones con venta de entrada, ante lo cual urge modificar el esquema del horario a partir de marzo.    

En lo programático, y considerando todo un semestre de marcha blanca en refidelización de público mediante una necesaria (y transversal) adecuación de programas, lo concreto que, conforme los referentes históricos, es necesario retomar el rol que ha caracterizado a la Sinfónica, cual es la difusión de la música nacional junto a una amplia gama del repertorio universal, situación no plasmada del todo en los últimos meses. Así, se espera que a partir de marzo se discurra en repertorios novedosos con obras no frecuentemente ofrecidas, y, ante todo, una mayor difusión de los compositores nacionales, como comprometidamente lo hiciera la Filarmónica de Santiago desde agosto pasado.   

Las dos últimas presentaciones en Santiago, dirigidas por Rodolfo Saglimbeni, titular de la agrupación, evidenciaron lo anteriormente señalado. En el caso del programa en el Teatro de la Universidad de Chile, musicalmente interesante y con un deslumbrante resultado (consultando el estreno de la Obertura “Mozart”, del venezolano Reynaldo Hahn, junto a la Sinfonía N° 41 “Júpiter” de W.A. Mozart), sin embargo se dio con un escuálido público, al ser con venta de entrada en un horario definitivamente inadecuado, limitándose un debido acceso.

Y la presentación en el Teatro Municipal de Las Condes, a diferencia del anterior programa, tuvo amplia difusión y con un ciento por ciento de venta de entradas para los días programados. Y la clave de ese éxito obedeció al rótulo “Sinfónica para todos…”, perfilado como un “coctelero programa” en base a extractos de populares obras de la llamada “música clásica”. 

A priori, los programas misceláneos son muy efectivos especialmente cuando están en función de criterios complementarios y contrastantes entre las obras, aunque siempre respetando el sentido interno de las mismas. Pero en este caso, cuestionable fue incurrir en aberrantes “mutilaciones”, al ofrecerse un sólo movimiento de sinfonías tan populares como la 40 de Mozart, N°9 “Del Nuevo Mundo” de Dvorak y 5 de Beethoven, como abordar sólo la sección final de la Obertura de “Guillermo Tell” de Rossini… Y no obstante estas consideraciones, es menester destacar el destacado desempeño del maestro Juan Pablo Aguayo en su cometido de reemplazo a último momento al maestro Saglimbeni en la segunda función, ante una inevitable contingencia. 

En suma, definitivamente, una correcta labor de difusión no debe incurrir en deformaciones, instándose a la “decana sinfónica nacional” un replanteo en la forma de concebir sus presentaciones, puesto que al público -conocedor y no habituado- no se le debe subestimar tanto con mutilaciones programáticas como en innecesarias limitaciones en horarios infactibles de acceder…