
El cine independiente estadounidense se preocupa de vidas mínimas, cuyas historias por momentos rozan lo extraordinario; pero que, en general, se debaten entre la mediocridad y el sin sentido.
Esto pareciera decirnos “Mente Maestra” (2025), cinta dirigida, escrita y editada por la cineasta norteamericana Kelly Reichardt; que nos cuenta el período fuera de la común en la vida de James Mooney (un excelente Josh O’Connor), un ex estudiante universitario de arte, sin trabajo fijo; que decide robar cuatro pinturas del pintor abstracto Arthur Dove del museo de la pequeña ciudad de Framingham, estado de Massachusetts, como si con esto fuera a dar un tremendo golpe y cambiar toda su mediocre vida; lo cual, nos indica el filme, es prácticamente imposible, sobre todo por su personalidad distraida y por un fuerte grado de ingenuidad, que se trasmite notablemente en la película.
Reichardt, de 61 años, ha desarrollado una importante carrera como cineasta independiente, que incluye los siguientes largometrajes: “River of Grass” (1994), “Ode” (1999), “Old Joy” (2006), “Wendy y Lucy” (2008), “Meek’s Cutoff” (2010), “Night Moves” (2013), “Ciertas Mujeres” (2016), “Primera Vaca” (2019) y “Showing Up” (2022); que la posicionan como una de las realizadoras más importantes del cine no comercial de Estados Unidos.
“Mente Maestra” está ambientada en 1970, en pleno período del Presidente Richard Nixon; y las manifestaciones en contra de la Guerra de Vietnam son mucho más que un telón de fondo para toda la película; ya que es fundamental en el desenlace de la cinta, que en realidad es el cumplimiento del mito del eterno retorno, para el desgraciado protagonista, al cual solo lo acepta tal cual es su hijo mayor Tommy (Jasper Thompson). No le ocurre así con su esposa Terri (Alana Haim); ni con su padre, el juez Bill Mooney (Bill Camp); ni con su madre, Sarah (Hope Davis), que le presta dinero engañada, para la torpe operación delictual. Basta con ver a sus socios, para darse cuenta que todo terminará mal: el hiperventilado Ronnie Gibson (Javion Allen) y el inútil Guy Hickey (Eli Gelb) son una muestra de cómo trabajar con chapuceros, que llevarán la operación al fracaso.
El otro elemento fundamental en esta película es la utilización de la música, elemento dramático y narrativo que refuerza y contrasta, de acuerdo a la situación, las peripecias que vive el protagonista; tanto antes, durante y con posterioridad al robo de las pinturas. La excelente música del jazzista estadounidense Rob Mazurek es parte del sentido del filme, ligada como un todo con las imágenes de “Mente Maestra”; cinta absolutamente recomendable, por su originalidad y su interesante puesta en escena; que retrata el destino de personajes marcados por la desgracia y la desesperanza, que representan a ese Estados Unidos profundo, que existe fuera de las grandes ciudades y que rara vez aparece en las noticias.