06 de Febrero, 2018

Lo Mejor de 2017 en Ópera

Premiación lunes 8 de enero de 2018

Javier Weibel, barítono nacional, por su destacada participación en “Las Bodas de Fígaro” en el Municipal de Santiago

El barítono nacional Javier Weibel durante el año 2017 dejó de ser una emergente figura artística en el medio nacional, consagrándose en plenitud de talento en el rol titular de Figaro en la ópera “Las Bodas de Figaro” de Mozart , en la temporada lírica del Municipal de Santiago.

Su solvente interpretación dejó un altísimo referente integral, y de amplias proyecciones en roles de su cuerda, esperándose pronto inicie una carrera de relevancia internacional.

Diana Damrau, soprano alemana, por su recital en el Teatro del Lago Frutillar

Siendo hoy una de las más completas artistas del mundo lírico, nuestro país tuvo el privilegio de estar frente a una verdadera dama del canto. Diana Damrau debutó  en el Teatro del Lago y con un dúctil programa, en el que su expresividad, musicalidad y refinamiento vocal, además de un acabado conocimiento estilístico y un tremendo carisma, unidos a esa voz con alma,  sedujo y convirtió el recital en un momento pocas veces vivido en Chile.

Javier Camarena, tenor mexicano, por su recital en CorpArtes

El Recital que Javier Camarena ofreció en CorpArtes permitió conocer al tenor mexicano en una faceta diferente a la ópera, por la que es mundialmente reconocido.

La primera parte estuvo dedicada a la instrospección de lied, abordando primero algunas canciones de Beethoven que poseen textos de Goethe, para luego deslumbrar con otras  de Liszt que tienen textos de Petrarca.

Su versión asombró por una expresividad a veces contenida tanto como extrovertida.

Sin duda que su éxito se debió  en parte importante a su excelente pianista acompañante, Ángel Rodríguez.

La segunda parte dedicada a la ópera, en particular al Bel Canto, enardeció a los presentes, por la calidad y belleza de su voz, tanto como su manejo dinámico que posteriormente asombró en las coloraturas, pero particularmente por su conmovedora expresividad.  Sin duda, su recital fu3 una fiesta de canto.

Philippe Jaroussky, contratenor francés, por su recital en el Municipal de Santiago

El concierto que ofreció en Chile el contratenor Philippe Jaroussky es de aquellos que sobrepasan la experiencia musical o que agregan a esa experiencia algo inesperado. Sucede con los grandes, cuando su arte parece entramada con un vínculo que parece mágico o divino. Es lo que sucede con Philippe Jaroussky, cuya sola voz implica escuchar de otro modo para, desde esa zona que no es habitual, percibir los afectos contenidos en la música. Tras sobreponerse el auditor al impacto de su voz singularísima, aguda y cristalina, el cantante conquista apelando no tanto a la mente como al alma, mientras su técnica, unida a su musicalidad y a su alta capacidad expresiva, instala al público en un estado de ensoñación, como si no se estuviera ante algo real sino ante algo de origen misterioso. Una suerte de artificio supraterreno. El recital de arias de Händel con que Jaroussky debutó en Chile tuvo esas características, acentuadas por el hecho de que el repertorio era, además, toda una novedad en nuestro medio. Por cierto, hubo muchos momentos de alto virtuosismo, pero no es ahí donde radica el gran arte del contratenor sino en su intensa capacidad para comunicarnos el dolor, el miedo por la vida que nos abandona y el amor.

Producción escénica de “El Trovador”, Teatro Regional del Maule (Talca) 

Está quedando cada vez más claro que en materia de producciones de ópera Santiago ya no es Chile

Tras recientes y exitosas realizaciones de “La traviata” (2015) y “Otello” (2016), Verdi volvió  Teatro Regional del Maule con “El trovador” en un montaje cuyo acertadísimo tratamiento visual – de avasallador impacto por su innovación – invita nuevamente a igualar a Talca con París y Londres.

En esa propuesta hubo pura tecnología de punta: sólo un conjunto de columnas blancas corredizas que no eran tales sino modernas pantallas LED que generaban sus propias imágenes, sumándose unas con otras para mostrar en máxima amplitud todo tipo de lugares, que en “El trovador” abundan.

El empleo de este dispositivo tecnológico, inédito en Chile, fue obra de un equipo liderado por Rodrigo Navarrete (también regisseur), y vino a marcar – ¡en Talca y no en Santiago! – un antes y un después en nuestra producción escénica operística.

 

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