Artes Visuales
02 de Agosto, 2021

Juana (Hansi) Müller: La escultora chilena que se consagró en Francia

Por Ernesto Muñoz

Las cuatro escultoras chilenas, que abrazaron el modernismo en la escultura: Lili Garafulic, Marta Colvin ,Teresa Pinto y Juana Müller, declararon haber sido influidas en sus obras por Constantin Brancusi. Juana Müller es sin duda la más cercana al escultor, y será ella quien contactará al resto con Brancusi, a quien conoció en 1937 cuando llega a Paris, en la Académie de la Grande Chaumière del escultor ruso Ossip Zadkine. 

Cabe mencionar al Salón de la Jeune Sculpture que era una exposición artística creada en noviembre de 1948 dedicada a la escultura, y más precisamente a las nuevas tendencias contemporáneas. Entre 1948 y 1952 expusieron entre muchos artistas Juana Muller, Marta Colvin, María Teresa Pinto y Alicia Penalba , que coincidentemente eran seguidoras de Brancusi.

En 1939, cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, Juana Muller decide no regresar a Chile y permanecer en Europa. Entre abril y mayo de 1940 vivió un tiempo en Rives, no lejos de Grenoble y en carta dirigida a Brancusi le comenta: “Trabajo en un ático, una especie de jaula suspendida entre los árboles. Esto es bonito, hay aire y sol.,. Y a veces, me olvido de la guerra a pesar de que vivo en un ambiente militar [sic]. En este ambiente que no conocía sigo amar a los franceses que siempre están donde están la gente más amable, como dijiste un día ". Juana Muller mantuvo una estrecha amistad, con Brancusi. como lo comprueba la correspondencia intercambiada entre ambos.

Joseph-Émile Muller, distinguido curador luxemburgués, mencionó en 1973, lo siguiente: “Brancusi sintió, y me lo contó, que Juana Muller formaba parte, como él, de la gran 'Tradición' del Arte, donde la aparente modernidad es sólo un accidente inevitable para cualquier obra auténtica. "

Müller nació en Santiago de Chile en 1911 de padres de origen alemán, Alfred Muller y Johanna Reese Goldmann. Su permanencia en Francia ocupada por la Alemania nazi, entre 1940 y 1944, y su deambular por lugares distintos lejos de Paris, fue al parecer motivada por la persecución y posterior exterminio en campos de concentración de los judíos, en esos años en Francia. Durante los años que duró la guerra vivió en Varces-Allières-et-Risset en Isère y en La Ferté-Saint-Aubin que dejó bajo los bombardeos de Agen. La cronología de sus movimientos en esos años sigue siendo imprecisa.

Ella escribió a Brancusi: “He estado pensando lo suficiente todo este tiempo y solo tengo uno gran deseo es empezar a trabajar de nuevo, pero realmente en serio. Métete completamente en la cosa y ya no querrás salir de ella. [...] Me gustaría volver a París lo antes posible. Creo que a pesar de todo sería preferible quedarse en provincias. Y luego tengo tantas ganas de llegar al 11 de Impasse Ronsin”. “Tengo la impresión de que una vez que llegue, todo saldrá bien. Como el objetivo de un largo viaje. ¿Cuánto más tendremos que esperar? Pienso tan a menudo en Impasse Ronsin, este recuerdo me da coraje y confianza en el futuro "… “No puedo esperar a volver a ver las hermosas nubes de París, su cielo” . Su deseo finalmente se manifestará unos meses después.

Juana Müller y Chile

Su vinculo artístico con Chile esta dado por la educación y formación académica recibida. Sus profesores chilenos en la Escuela de Bellas Artes entre los años 1930 y 1933, fueron: Lorenzo Domínguez Villar y Julio Antonio Vasquez, reconocidos ambos como muy importantes en su formación como escultura. 

En los años 1935 y 1939, Juana (Hansi) Müller, ganará el Premio de Escultura en Tercera Categoría y en Segunda Categoría, respectivamente. Integrándose de esta manera al selecto grupo de escultores nacionales, demostrando ya su gran talento al quedar a la altura de ellos, a solo años de haber egresado de la Escuela de Bellas Artes.

Ricardo Richon Brunet, renombrado critico de la época, se refirió a la obra de Juana Muller presentada en el Salón Oficial del año 1939.  :“(…) Con gran interés estábamos esperando conocer las obras ejecutadas en Europa por Juana Müller, tres de las cuales han tenido en Paris una franca aceptación, pues dos fueron admitidas en el “Salón d’Automne”. y la tercera exhibida en la exposición de los “Independents”. La intención y la ejecución de estas obras es francamente modernista. La autora parece querer alejarse del realismo básico sobre la exactitud anatómica para buscar un estilo más sugerente”.

“¿Ha sido lograda esta aspiración indudablemente noble? Me permite expresar ciertas dudas a este respecto. No se puede negar que el intento es interesante, pero no querer ser esclavo de cánones seculares, basados sobre el respeto de la anatomía, no implica la idea de que ésta debe ser sistemáticamente ignorada o despreciada… Miguel Ángel ha dado en este orden de ideas enseñanzas inmortales a los artistas occidentales. Pues bien, creo que el afán de estilizar sus obras en un sentido modernista que preocupa a la señorita Müller no estaría reñido con una mejor construcción anatómica: la naturaleza también tiene gran estilo, cuando se sabe interpretarla. Si me permito escribir sobre este punto en el caso de la señorita Müller, es porque considero que esta joven artista tiene un gran temperamento, apoyado en una escultura poco común y que, por consiguiente, seria muy de desear que procure buscar un estilo propio y original en el que saque de las tendencias modernas la esencia profunda y no fórmulas pasajeras. (…)”

Interesante es el seguimiento de la joven artista, realizado por los críticos en nuestro país: “La escultora Juanita [sic] Muller triunfa en París. El cable nos dio la noticia de que Juanita Muller, la joven Escultora chilena, que desde hace un año perfecciona sus estudios en Europa, ha enviado al Salón de Otoño de París, que los críticos juzgan unánimemente como "la escultura femenina más significativa del Salón". Para aquellos que conocen el movimiento artístico europeo, y de la gran importancia del gran "Salón de Otoño "exponen las indiscutibles celebridades del arte contemporáneo, el veredicto del crítico francés sobre nuestra compatriota adquiere un carácter de notable triunfo”.

Juana Müller siempre mantuvo presente su formación chilena, la cultura nacional y en su serie de Totems refleja el influjo de las culturas ancestrales mapuches. Dichos tótems también serán considerados por los contemporáneos de la escultora, como en los Personajes de Louise Bourgeois y los Totem dA'mour de Alicia Penalba.

Respecto a su obra la crítica en Francia dijo: “[Que sus obras] están imbuidas de seriedad, incluso hierática, que pueden evocar objetos culturales para sociedades muy alejadas de la nuestra, es imposible no reconocerlo. Un misterio habita en sus formas simplificadas, no solo los huecos donde florecen las sombras, sino también las superficies tocadas por la luz, estas superficies algo rugosas, tan rugosas como las de madera cortada con grandes golpes o las de piedras que el tiempo ha arañado dotando. ellos con una vida secreta y atractiva. " 

En el año 1944 la escultora se casó con Jean Le Moal, con el cual tuvo dos hijos. El día 4 de marzo de 1952 falleció Juana Muller. Henri-Pierre Roche anotó en su diario: “Ayer, hablé con Le Moal, Etienne y Claude y Annie en la pequeña terraza de la casa de Stahly: él [Le Moal] es sabio y ordenado, adoraba a su esposa..” Su relación de amor con Jean Le Moal, fue tan intensa que su muerte produjo en este una fuerte depresión que lo llevó a una larga y profunda reflexión sobre si mismo y su obra. Camille Bourniquel comentó al respecto “(…) Si bien todos creen que está detenido, es en este preciso momento cuando retoma su marcha hacia adelante y entra en una especie de mundo nuevo que apenas había vislumbrado (…).

Es importante el homenaje, escrito por Etienne-Martin y que publicó en nombre del Comité de Escultura del Salón de la Juventud, en el folleto del evento: “Juana Muller pertenecía a a esta raza de seres para quienes la vida es solo un largo caminar hacia la autenticidad total. Escultora, su trabajo no soportó mentiras. Regresando a formas muy esenciales, su actitud kali la de una criatura infinitamente abierta y atenta a todo lo que fue, por pequeña que sea.” 

Justo Pastor Mellado, actual Agregado Cultural de la Embajada de Chile en Paris, publicó en su blogspot lo siguiente: “Antes de venir, Ernesto Muñoz me puso en la pista de una escultora chilena que vivió en Francia entre 1937 y 1952: Juana Muller. Luego me señala que fue la esposa del pintor Jean Le Moal. Por cierto, el mismo cuyas obras estaban en esa exposición. Una década después vendrá a Chile, acompañando otra exposición francesa. Pero en esa fecha, Juana Muller ya había fallecido”.

“Al preparar la batería para la investigación inicial nos enteramos que había sido publicado un libro sobre Juana Muller, en el 2015, a cargo de la crítica e historiadora del arte Sabrina Dubbeld. En efecto, encontramos la fuente y una vez en Paris me di de inmediato a la tarea de buscarlo. Por cierto, su autora me puso en contacto directo con Anne Lo Moal, hija de Juana Muller, que me obsequió de inmediato un ejemplar.  Me lo envió por correo a mi oficina, puesto que ella estaría en Londres hasta hace algunos días. Hice la tarea, leí el libro de inmediato y pude apreciar el trabajo de Sabrina Dubbeld, que mientras hacía una tesis sobre el escultor Etienne Martin, comenzó a encontrarse en su correspondencia de manera recurrente con el nombre de Juana Muller. Así pudo aislar una apreciable cantidad de información, que la conectaba con Zadkine y Brancusi. De ahí comenzó a reconstruir los vínculos de Juana Muller con un grupo de pintores y escultores, entre los que encontraban Manessier, Bazaine, Bertholle, Sthaly, Le Moal, entre otros”.

En el Museo de Arte Contemporáneo, de la Universidad  De  Chile  Otilia, figuran en su colección dos obras de la escultora: Otilia bronce y Figura de Mujer, bronce