Danza
30 de Agosto, 2023

IV Gala Internacional de Ballet: Un deleite para la vista

Por César Sepúlveda V.

Utilizar el concepto de “Gala” de danza o ballet, se refiere a que uno verá sobre el escenario un espectáculo de alto nivel técnico, virtuosismo y calidad artística, y eso mismo es lo que ofrece en cada oportunidad la Gala Internacional de Ballet, organizada por la Fundación Cultural de Providencia.

Por fortuna llegó la IV cita. Digo por fortuna, ya que ésta tuvo lugar el 2017, 2018 y 2019, y por motivos de pandemia debió suspenderse por tres años. Pero hoy, 2023, gracias a los organizadores y en especial a su director ejecutivo y productor general, Jorge Andrés González, - que ven la relevancia de esta sublimación artística y en lo que se ha convertido - tuvimos la oportunidad de experimentar una nueva delicia estética.

La Gala nace por crear un acontecimiento de envergadura para reabrir el majestuoso Teatro Oriente, edificio construido entre 1930 y 1935, bajo el concepto de "cine-palacios”, por los arquitectos Carlos Cruz y Escipión Munizaga y llamado teatro Opympo en ese entonces. Debido al terremoto de 2010, éste debió cerrar para iniciar reparaciones, siendo entregado el 2014 en comodato a la Ilustre Municipalidad de Providencia, que inicia su reparación definitiva devolviendo la nobleza, esplendor y dignidad que presenta hoy en día, y ser declarado Monumento Histórico en 2020 por el Consejo de Monumentos Nacionales.

Reunir en el mismo escenario a figuras de las compañías más importantes del mundo como: Royal Ballet de Londres, Ópera de París, American Ballet Theatre, Bayerisches Staatballet de Múnich, HET Nationale Ballet de los Países Bajos, o el Birmingham Royal Ballet, lugar donde habita nuestro mejor exponente nacional como es César Morales, además de las compañías latinoamericanas como el Teatro Colón de Buenos Aires, Ballet de Monterrey, y Ballet Nacional Chileno en esta oportunidad es, sin lugar a dudas, convertir este evento en el más importante del año en su tipo.

Éste se desarrolló los días jueves 24 y viernes 25 de agosto, asistiendo a la función de estreno, en un teatro con entradas agotadas. En sus pasillos pudimos ver autoridades, personalidades del mundo de la danza y la cultura, además de un público entusiasta. Y en nuestras manos, un bello programa, muy bien elaborado.

La función partió con los diecisiete protagonistas sobre el escenario, quienes saludaron al público, para inmediatamente dar paso a esta fiesta de talento y belleza.

Los primeros en aparecer fueron la pareja conformada por la joven solista del American Ballet Theatre, Chloe Misseldine (21 años), y el primer bailarín del Royal Ballet de Londres, Reece Clarke (28). Presentaron en la primera parte el adagio del acto II de “El Lago de los cisnes” y finalizaron la gala con el pas de deux del acto III del cisne negro, con coreografía de Marius Petipa / Lev Ivanov y la música de Tchaikovsky.

Ella de hermosa figura, delgada, larga, etérea, simplemente perfecta, junto a su compañero elegante y sólido, que sin atisbo de duda, es un verdadero príncipe de la danza. Sin embargo, en la primera parte Chloe se vio algo tensa facial y corporalmente. Tal vez por tener la responsabilidad de abrir el espectáculo, o bien por haber conformado una dupla para este evento con un artista que venía del otro lado del océano, es decir, con poco tiempo de afiato. No obstante, en la segunda parte demostraron toda la calidad técnica e interpretativa para cerrar la noche con un broche de oro.

Luego tocó el turno a la pareja del Ballet Nacional Chileno, conformado por Marine Garcia (34) y Fabián Leguizamón (36), con un extracto de “Dual”, de su director artístico Mathieu Guilhaumon y música de Frédéric Chopin.

El Banch, a mi parecer y siendo ex bailarín de esta compañía por más de 20 años, hoy goza de un altísimo nivel técnico, donde Garcia y Leguizamón son las grandes figuras de este elenco nacional. Sin embargo, vi que marine trastabilló en las piruetas, que posiblemente sea responsabilidad de la utilización de pez de castilla, resina que se utiliza para no resbalar al utilizar zapatillas de ballet, pero que esta compañía no utiliza a causa de bailar descalzo o con calcetas. No obstante, demostraron gran belleza y coordinación entre ambos.

El tercer cuadro correspondió al pas de deux de “Giselle”, a cargo de Camille Bon (21) y Thomas Docquir (25), ambos Sujet del Ballet de la Ópera Nacional de Paris. Sujet es un puesto entre solista y cuerpo de baile, es decir bailan en pequeños grupos de tres o más. Hago este comentario porque no existe este puesto en lo que conocemos en nuestro país. En la segunda parte, ellos bailaron el estreno en Chile de “Grand Pas Classique”, con coreografía de Victor Gsovsky.

Bailarines nobles, correctos en su interpretación y por sus edades, es muy probables que serán grandes figuras de la compañía parisina en un futuro cercano.

El cuarto cuadro correspondió a la energía desbordante del argentino Luciano Perotto (26), primer bailarín del Ballet de Monterrey, con el solo de “Gopak” y coreografía de Zakharov. En la segunda parte fue acompañado por la argentina María Rocío Agüero (24), primera figura del Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires, en el virtuoso “Diana y Acteon”.

A continuación llegó el turno de uno de los placeres de la noche. La dupla conformada por el bailarín y coreógrafo de las obras que interpretó, Juliano Nunes (33), Royal Ballet of Flanders, junto a Marcelino Sambé (29), primer bailarín de la Royal Ballet de Londres. Estos danzaron en la primera parte “Dying Swan” de Saint-Saëns y en la segunda “Debussy”, estreno para Sudamérica con su creación. Ambos cautivaron en un diálogo danzado, demostrando elasticidad, encanto y lo cautivador que puede ser una pieza interpretada por dos varones.

Comentario aparte, puedo reseñar que Juliano Nunes ha creado también obras para Marie-Agnès Gillot, étoile del Ballet Ópera de París, que este año se presentó en Chile a finales de julio e inicios de agosto con “A la sombra de la doncella”, creación coreográfica de Mathieu Guilhaumon y el bailarín del Banch Fabián Leguizamón, ambos presentes en esta gala.

La velada continuó con el bello cuadro del pas de deux del balcón de “Romeo y Julieta” de MacMillan, en la interpretación de la encantadora Momoko Hirata (38), principal del Birmingham Royal Ballet, junto a Wiliam Bracewell (32) primer bailarín de la Royal Ballet de Londres. En la segunda parte, presentaron el estreno en Sudamérica del pas de deux “The Dream”, basada en “Sueño de una noche de verano”, creada por Sir Frederik Ashton.

Hirata es una bailarina sólida, segura y fuerte en cada uno de sus movimientos, con una delicadeza que asombra en tan delgada figura. Por su parte, Bracewell, derrocha dominio, elegancia y una fuerte técnica.

Para finalizar la primera parte, la dupla fue compuesta por la mágica Anna Ol (38), primera Bailarina de Ballet Nacional de Países Bajos (HET), junto al fascinante Jakob Feyferlik (26), primer bailarín de Bayerisches Staatsballett de Münich, quienes interpretaron “Luminous” de Andras Lukacs y música de Max Richter. Esta pieza es alucinante coreográficamente y ejecutada a modo magistral, logrando emocionar por todo el virtuosismo y dominio que lograron. Simplemente una obra maestra con dos intérpretes sublimes.

En la segunda parte, ellos llegaron de la mano de otro estreno para Sudamérica y confirmando porqué son primeros bailarines de sus respectivas compañías, con la obra “Trois Gnossoennes”, de Hans Van Manen y la música de Erik Satte.

El inicio de la segunda parte del evento es con otro cuadro del director artístico del Banch y un extracto de “Trío: Chacona”, junto a los bailarines Vanesa Turelli (34) Morvan Teixeira (33) y Facundo Bustamante (35), pieza interesante y bien ejecutada, pero algo oscura para la ocasión.

En resumen: Esta IV Gala Internacional de Ballet, organizada por la Fundación Cultural de Providencia, logró alimentar el alma, hacer sentir el pecho extasiado de un evento de esta envergadura, donde lo sublime estuvo presente en todo su esplendor, en el cual la elección de los participantes fue totalmente acertada y variada. En definitiva, una noche divina.

Fotografías: Patricio Melo